domingo, 28 de marzo de 2010

2ª parte de La llave mágica. Por Sonia Hidalgo Sánchez

No me podia creer que estuviera de nuevo en mi habitación, pero me dirigí a la ventana a mirar un poco para refrescarme pero todo era muy raro.Todo el mundo llevaba unas ropas muy raras,como si fueran de la antiguedad. Mi cuarto de repente cambió a ser todo muy antiguo, pero la llave seguía siendo reluciente e intacta. Vi en el calendario que tenia en mi habitación y era uno de diciembre de 1854. Bajé a la calle y justamente cuando me disponía a caminar vi un rostro que me resultaba muy familiar. Le pregunté la hora para disimular un poco y en efecto: era mi madre, aunque mucho más joven. Se llamaba María del Mar y me contestó como dudando si me conocía de algo, pero las ropas que yo llevaba era del futuro. Eso le resultaría extraño. Ella se disponía a acompañarme a comprar algo de ropa de esa época, pero en ese momento pasó por delante muestra un joven muy apuesto. María del Mar se quedó embobada, ya que se veía que le gustaba. Yo me di cuenta de que era mi padre ya que él me había enseñado fotos de cuando era más joven.En ese momento me acordé de la llave, que era la que me había traido hasta allí.Quise subir rápidamente a coger la llave, pero mi madre me lo impidió ya que, si iba una mujer sola por los callejones lo más probable era que le pasara algo. Entonces le dije a mi madre que me acompañara hasta mi casa a coger una cosa. Ella extrañada me preguntó qué cosa era. Yo le dije que un libro que tenía ganas de leer mientras íbamos en el coche de caballo, ya que no había autobuses en esa época. Cuando fui a mi habitación estuve buscando la llave por todos sitios. En ese momento vi una sombra que se fue corriendo. Quise seguirla para ver quién era y qué hacía en mi habitación. Se metió en el armario y justamente cuando la iba a abrir mi madre que agarró de la mano y me preguntó qué hacia, que si nos íbamos ya. Yo le dije que vale, mientras me resfregaba los ojos del asombro y de la extrañeza. Me compré un poco de ropa de aquella época para disimular y, cuando llegué a mi habitación me faltaban un montón de cosas, entre ellas la llave. Me empecé a preocupar ya que tenía que investigar qué hacía esa llave que me volvía al pasado o a sueños tan raros, aunque en este momento no sabía exactamente si estaba en un sueño, o en la realidad o si aquella historia de antes era verdad o simplemente otro sueño. Tenia que desentrañar aquel misterio que no podía dejar pasar, ya que yo sólo quería retomar mi vida de antes. De nuevo vi un papel sobre la repisa donde ponía: “Hoy a las 19.20 reunión debajo del puente Alaclana”. A las 19.10 fui a esconderme. Esperé unos diez minutos y allí apareció un hombre muy raro. Este le entregó en un pañuelo la llave,j unto a libros y comida del futuro, o sea, que ese hombre era el que me habia robado. El hombre estaba encapuchado y con unas gafas de sol hasta la frente y salió corriendo. Yo entre los matorrales salí justamente detrás de él a ver lo que hacía. Se fue al parque de Pensilvania, y junto con la llave, que enterró, dejo un papel. Cuando se aseguró que nadie miraba se fue de nuevo corriendo.Yo desenterré la llave y el papel donde ponía: “Enhorabuena, has encontrado una de las cosas más valiosas del mundo, tienes que tener mucho cuidado porque es capaz de leer la mente y trasportarnos a lugares o ideas que queramos. Sólamente para ir hasta ellas teníamos que coger la llave en nuestra mano, piensa lo que queremos y volvemos otra vez desde el principio de algo.También si poseias mucho tiempo esa llave,esta todo lo que pensabas, ya esté encima de la mano o no, te transportaba a tus sueños.Yo ya entedí todo, ya que yo quería ver cómo estaba en la época de mi madre. En letra muy pequeña también ponía las instrucciones para saber cómo volver de aquellos sueños a la realidad. Tenías que buscar a alguien de aquel sueño y coger los dos la llave y un destello azul te envolvería y te transportaba a la realidad. Sólamente te acordarías tú, ya que la otra persona que lo cogiera pensaría que era un simple sueño. Después ponía: por último quiero que conserves esta llave y que ya en tu presente vayas al futuro a destrozarla, ya que así volverás de inmediato al presente, pero puede ser uno alternativo o el de verdad, según cómo destruyas la llave. Recuerda que la imaginación es muy importante y te puede llevar a caminos inéditos. Gracias por hacerlo, ya que yo no puedo irme de aquí, porque soy un personaje del futuro que no hizo caso a las instrucciones y me quedé en este pasado. Entonces yo me dirigí corriendo a la casa de mi madre. No estaba. Solamente se encontraba mi tía Sonia. Ella se quedó sin palabras ya que decían que cuando mi tía era más joven, yo era idéntica a ella. Me dijo que había salido con mi padre a un bar conocido. Ella me aocmpañó hasta la puerta de aquel bar. Yo se lo agradecí y me preguntó que quién era. Yo le dije que una amiga de su hermana. Cuando entré mi padre le pedía matrimonio a mi madre y ella aceptó. Cuando pasaron unos diez minutos, le dije que si me podia acompañar cinco minutos al parque y que, mi padre la podia acompañar. Él aceptó e hicimos todo lo que decían las instrucciones y el destello azul me envolvió. Y...¡¡¡DING DONG!!! Era mi novio Micael que me traía unas flores y ¿¿¿¡¡¡por fin de nuevo en mi habitación!!!??? Tenía que descubrir cómo ir al futuro.... HASTA LA 3ª ENTREGA.

Cuento de amor. Por Rocío López González

Una tarde, en otoño, llegó al pueblo abandonado un viajero que se había equivocado de camino. Llamó dubitativamente a la puerta de la primera cabaña y entonces una chica abrió la puerta y mi mirada y la suya se encontraron. Era realmente hermosa. Ella me preguntó qué quería y le dije lo que me ocurría. Ella buscó una solución y me invitó a entrar en su cabaña. Yo acepté. Le pregunté por qué el pueblo estaba abandonado. Ella me respondió. Pasaron dos semanas con la misma rutina: salir a coger moras, ayudar en su casa, hasta que decidí ir a buscar a la gente. Ella me pidió que no lo hiciese y entonces me confesó que me quería. Yo también le dije lo mismo. En ese momento los dos decidimos ir juntos en busca de la gente. Pasaron dos meses desde que habíamos ido a buscar a las personas. Nunca nos separábamos hasta el día que encontramos a las personas del pueblo. Habían estado fuera del pueblo para manifestarse por la inseguridad que había en él. Al volver a la cabaña, le dije que era hora de que me fuese de vuelta por el camino por el que me había perdido. Ella me suplicó que me quedase, pero no yo no podía. Sabía que si me quedaba no podía ir a cumplir mi promesa. Le di un beso en su cálida mejilla y me fui. Ella sabía que yo no la dejaría de querer, pero, aun así, no quería que me apartase de su lado. Seguí mi camino en busca de aventuras hasta llegar a mi destino y con la confianza de que había dejado mi amuleto en su cuarto. Al llegar a mi destino sabía que podía ya volver con mi adorada joven. Al llegar al pueblo me dijeron que ella se había marchado sin dejar rastro. Me dispuse a volver a mi casa sabiendo que por muy lejos que estuviésemos siempre nos llevaríamos en el corazón. Dejé atrás este amor imposible dejándolo en uno de mis apacibles recuerdos.

Un amor de locura. Por María José Marín Sainz

Una tarde, en otoño, un viajero que se había equivocado de camino llamó dubitativamente a la puerta de la primera cabaña y, entonces, se abrió y allí a lo lejos apareció la silueta de una mujer que le invitaba a entrar con la mano. El viajero aceptó y vio cómo su amada le abrazó dándole todo el cariño que él reclamaba. Por fin sus noches de angustia habían terminado. Su corazón palpitaba a la misma vez que deseaba escuchar algo que demostrara que no era un sueño. Pero, de pronto, llamaron a la puerta y un anciano quería explicarle que todo era mentira, que tan sólo era el espíritu de Doña Gregoria. A ella le gustaba matar a aquellas personas que estaban "locas por amor" y por eso no habitaba nadie en el pueblo. Extrañado por el comentario, miró hacia la oscuridad de la casa. Un frío le recorría todo el cuerpo al comprobar que efectivamente no existía nadie. El anciano le había hecho entrar en razón. Los dos, asustados, prefirieron marcharse, pero en ese momento el espíritu de Doña Gregoria se desvanecía. De sus restos apareció otra mujer igual a ella. Sólo un rechazo pudo romper la maldición que la encarcelaba. Después de todo lo ocurrido, el pueblo volvió a la normalidad y, claro, el viajero y Doña Gregoria, al demostrarse su amor mutuo, se casaron. Lo extraño es: ¿SERÁ ESTA VEZ DE VERDAD?

La llave mágica. Por Sonia Hidalgo Sánchez

Os voy a contar una historia que ocurrió hace mucho tiempo en el parque de Pensilvania. Allí un hombre muy extraño, encapuchado y con unas gafas de sol negras que llegaban hasta la frente. Enterró en un sitio del parque una llave porque tenía miedo de que alguien malvado la quisiera para destruir el mundo. A día de hoy han encontrado esa llave en el parque y me la han dado a mí para cuidarla. Iba a anotar unas cosas de mi investigación en mi diario, que también tiene una llave para abrirlo, pero no la encontraba. Así que, aburrida con la llave, la metí en la cerradura y, de repente, la llave se transformó totalmente hasta encajar perfectamente en la cerradura del diario. Lo abrí y lo anoté todo. Pronto llamaron por teléfono. Era mi jefe que me estaba diciendo que si estaba cuidando bien la llave. Le expliqué lo que me había sucedido y él se estuvo riendo de mí, porque no me terminaba de creer.Le di vueltas y yo tampoco lo podía creer, así que probé la llave con otra cerradura completamente distinta y… aunque parezca imposible se transformó igual que había pasado con la otra. Llamé corriendo a mi amiga Melani y me aconsejó que me fuera a la cama a descansar. Así que pensé que tenía razón. Guarde la llave en un cajón con un candado. A la mañana siguiente cuando quise ver el estado en que se encontraba la llave, vi que había desaparecido. Pero, en ese instante vi en una fotografía que había tomado de la llave, que estaba partida por la mitad, pero se notaba muy poco. Así que el que tenía la otra mitad de la llave me la había robado para no se qué. Lo más raro era que encima de mi cajonera se dejó una servilleta de un bar llamado: "LO MEJOR DE LA CASA", así que decidí ir a ver si allí sabían algo. Me dijeron que solamente había pasado por allí un chico joven. Pregunté que si era un cliente común y me respondió que sí, que era como de la familia. Se llamaba Micael. Les pregunté si sabían dónde vivía y la mujer me lo dijo encantada. Pero justamente antes de darme la vuelta para irme me preguntó que para qué quería saberlo. Yo me inventé que era una vieja amiga de la escuela y tenía ganas de volver a verlo. Cuando llegué a la casa, no contestaba nadie. Llamé unas cuatro veces más hasta que al fin un joven muy apuesto y guapo, rubio, con ojos azules, me preguntó que quién era. Yo le dije la misma excusa que a la señora del bar. Así que me preguntó que cómo me llamaba Yo le dije que me llamaba Sonia, entonces, él me cedió el paso para entrar. Yo, un poco asustada, entré. Él me dijo que enseguida volvería, que iba a coger el diploma de la escuela. Entonces, curioseando, vi la mitad de la llave. La cogí y en ese momento vino él. Me la metí deprisa en el bolsillo y lo estuvimos viendo juntos. Yo, por supuesto, no aparecía entonces le dije que me seguramente me habría equivocado. Él no se lo creía mucho, pero me invitó a cenar en el bar de antes. Yo cedí encantada, ya que tenía lo que quería: la mitad de la llave. Creo que fue en la cena donde nos enamoramos, pero él tenía un secreto: él ya sabía que yo le había quitado la llave. Entonces quedamos al día siguiente en el parque. Estuvimos dando un paseo y él me dijo lo de la llave. Quise hacerme la tonta, pero como se me da muy mal mentir, pues se lo afirmé todo. Entonces él me empezó a perseguir y yo, deprisa, cogí mi coche y me fui a mi casa. Ya eran las 11.00 pm de la mañana y me disponía a dormirme, cuando en ese momento vi una sombra que se acercaba a mí. Era Micael, que me dijo que o le daba la llave o me mataba. Yo me negué completamente y él justo antes de tocar su cuchillo en mi pecho… ¡¡¡DING DONG!!! TODO FUE UN SUEÑO!!! Era mi novio Micael, que venía a traerme un ramo de flores y me invitaba a ir a la playa. Yo le dije que sí. Le entregué a mi jefe la llave y dije que no quería saber nada de ella. Al atardecer le conté todo lo del sueño y él se estuvo riendo. En mitad de la noche, junto a una luna preciosa, estuvimos caminado. Él se arrodilló y me pidió compromiso. Yo cedí y en ese momento me preguntó sobre la llave. Extrañamente aparecí de nuevo en mi habitación y yo custodiaba la llave, y no encontraba la llave de mi diario y la introduje de nuevo en la cerradura y....¿Otra vez el comienzo de la misma historia? TODAVIA NO SE ACABA EL CUENTO....HASTA LA 2ª ENTREGA.

Noche de Fantasía. Por Alberto Pérez Baña.

Sin saber cómo, sin ninguna explicación , Chloè, despertó en un bosque de hojas rojizas y amarillentas , cuyos troncos eran de árboles gruesos y robustos, y tenían raíces que salían de la tierra, donde pequeños mamíferos construían sus diminutas madrigueras. Chloè, una chica de cabello moreno y mechas rubias que no llegaban mas allá de sus hombros, de piel blanquecina y ojos oscuros como la noche, y de aproximadamente dieciséis años de edad, no se podía explicar de qué manera llegó a aquel hermoso lugar de tan bellos árboles. Estuvo caminando durante unos quince minutos hasta llegar a un pequeño riachuelo de caudal rápido y aguas cristalinas. Hasta se podía observar a los pequeños pececillos que nadaban a contracorriente. La chica fascinada por tanta belleza esbozó sin querer una sonrisa en su rostro. Era como un sueño, una hermosa historia, un cuento de princesas y hadas. Al caer la noche todo quedó sumido en un profundo silencio. Chloè cerró los ojos y, al volverlos a abrir, se encontró de repente en su habitación. Desde entonces Chloè, al dormirse, siempre regresa a aquel hermoso lugar con Adam, un chico que conoció en uno de sus regresos al bosque de los cuentos. Pero bueno, esa es otra historia .

Historia de amor. Por María José Esmeralda Díaz de Argandoña.

<>Había una vez una mujer en Londres llamada Sonia que vivía muy feliz ayudando en la guerra como enfermera. Mientras Sonia estaba ayudando a un hombre que venía con unas heridas horribles, el jefe de la tropa dijo: “Vamos que trasladarnos a América.” Sonia no estaba muy contenta con el traslado pero se tenía que conformar. Allí Sonia no conocía a nadie, y un hombre que estaba allí ayudando le preguntó: -¿Usted no es de aquí, verdad? Y Sonia contestó: - No. ¿Por qué? Y él le respondió: - Porque yo, cuando vine aquí trasladado como usted, no conocía a nadie y me encontré tan extrañado como usted. Ella dijo: “Por favor, tutéame”. Ya entonces el hombre, llamado Javi, se había enamorado perdidamente de Sonia y cada vez que veía a Sonia le intentaba sacar conversación para ver sus ojos de color azules como el cielo. A Sonia no le parecía demasiado atractivo que digamos, pero ella siempre seguía un lema: “Fíjate en el interior que vale más que el exterior.” Y por eso a ella, como lo había visto muy buena persona, le estaba empezando a gustar, pero ella quería nada más centrarse en su trabajo que para eso ella estaba allí, no para amores. Un día Javi le dijo a Sonia que estaba muy enamorado de ella. Sonia, aunque no sabía que decir, le contestó que a ella también le gustaba pero que quería centrarse en su trabajo. Y él le contestó: “Yo esperaré lo que haga falta por ti”. Pasaron 2 meses y llegó la hora en la que Sonia tenía que volver a Londres, pero Sonia no contestó a Javi. Después de unos pocos de años Javi pensó que Sonia era el amor de su vida y que no iba a esperar más y que iba a buscarla a Londres. Javi, después de tres días buscando a Sonia por Londres, la encontró y le dijo: Sonia nunca me dijiste tu respuesta y para eso estoy aquí, para que me contestes. Sonia en ese momento no sabía qué hacer pues ya se había olvidado de Javi, y ya incluso tenía dos hijas con su marido Jose. Sonia le dijo Javi: “Lo siento, pero yo aún no me había olvidado de ti”. A los pocos meses en la tele salió que en América habían muerto muchos ayudantes. En ese momento Sonia decidió llamar al jefe de la tropa ya que había guardado el número por si acaso ella tenía que ayudar. Cuando llamó, el jefe de la tropa dijo que Javi había muerto pero que antes de morir le dio un mensaje para ella, por si alguna vez le llamaba. El mensaje era: “Sonia has sido el amor de mi vida. Cuando te vi en aquel lugar sola y extrañada, me acerqué y con sólo mirarte pensé que eras la más inteligente y la más guapa de todas las mujeres que había conocido”. Sonia se sintió muy triste pero pensó que ya no podía hacer nada, que ya Javi estaba en un lugar mejor. Sonia nunca olvidó los ojos de Javi cuando le hablaba con sinceridad, y cuando se declaró. Sonia tampoco pudo olvidar ese amor que sentía por él y Sonia visitaba a Javi cada domingo y cada cinco de marzo el día que conoció a Javi.

El trofeo de la libertad. Por Rosa María Lozano Camacho.

Me dirigía hacia el buzón para recoger el correo, cuando al coger las cartas de su interior encontré una carta de mi hermana Sitabi, que me anunciaba la enfermedad de nuestro padre. Después de leer la carta decidí coger el primer vuelo que saliera hacia la India para poder reunirme con mi hermana y ayudarla. Dejé una nota a mi marido y me dirigí hacia el aeropuerto lo más rápido que pude. Una vez en el interior del avión recordé aquellos momentos en los que mi padre fue tan cruel conmigo, mi madre y mi hermana, y llegué a la conclusión de que en mi cabeza no se almacenaba ningún recuerdo bueno de mi padre, ya que su mente machista no le dejaba comportarse adecuadamente con ninguna mujer. Llegué a la India al atardecer y cogí un tren hacia mi barrio natal de Kalgaon- Thadi. Al llegar me llevé una sorpresa, ya que estéticamente el barrio no había cambiado mucho: su aspecto pobre y sus casas ruinosas me hicieron recordar muchísimas tardes de mi juventud. Tras callejear un poco llegué a la única casa azul del barrio, mi casa. Abrí la cortina que desempeñaba la función de puerta y allí encontré a mi hermana que estaba sentada en una pequeña silla. Me acerqué por la espalda y la abracé. Rápidamente ella se levantó y ambas nos fundimos en un cariñoso abrazo. No me esperaba, pero me invitó a sentarme y, aunque intentamos evitar el tema de mi juventud, no tuvimos más remedio que hablar de aquella conversación tabú para mí. Nos miramos y fui yo la que comenzó a recordar: Un doce de mayo caluroso, fue el día en que nací causando un grave problema para mi padre, ya que creía que sería un chico y no una chica el bebé que nacería. A los cinco días de nacer mis padres tuvieron una pequeña discusión, ya que mi padre echaba la culpa a mi madre de que yo fuera chica, y mi madre no soportaba que mi propio padre le faltara el respeto a su hija de cinco días y a mi hermana. Mi padre no quería hacerse cargo de mí, ni tampoco quería ponerme un nombre; pero mi madre se encargó totalmente de mí, y por eso decidió ponerme el nombre de mi abuela Asha. Con tan solo seis años sería la criada de mi tío y mi padre, pero mi madre, una mujer espectacular, nos llevaba lunes, miércoles y viernes a unas clases de danza árabe, donde lo pasábamos genial durante dos horas. Por supuesto, íbamos a escondidas de mi padre. Pero a los dieciséis años tuve una fuerte discusión con mi padre y decidí irme, me despedí de mi madre y me marché. Cogí el único autobús que unía el centro de la ciudad con mi barrio, y una vez que estuve en el centro de la ciudad caminé hasta la estación de tren, donde cogería un tren para llegar a la frontera del continente asiático con el continente europeo. Al llegar a mi destino me esperaban dos largos días sin comer y sin dormir para conseguir llegar al continente europeo, clandestinamente por supuesto. Y por fin conseguí llegar a un país europeo, Ucrania, donde haciendo autostop llegué hasta un aeropuerto y cogí el primer avión que salía. Y eso hice, cogí el avión que me llevó a Viena, donde reconstruiría mi vida fuera de la esclavitud, el machismo y las continuas faltas de respeto. Después de siete horas de avión llegué a Viena. Estaba un poco asustada, sin dinero, hambrienta y cansada. Estuve andando hasta que encontré un hostal barato, donde podría pasar la noche. Al día siguiente, muy temprano, me levanté y fui a buscar trabajo, aunque el idioma resultó un obstáculo. Hasta que después de tanto buscar me aceptaron para ser cocinera en un restaurante. Estuve un año en Viena. Había aprendido un poco el idioma y había conocido a un profesor de música de un colegio privado. Creí que sería el hombre de mi vida, pero no fue más que otro hombre con pensamientos machistas y con una gran afición a la bebida. Así que decidí irme de Viena, y tras mucho pensar decidí irme a Italia. Decidí vivir en barrios cercanos a la playa para que encontrar trabajo me resultara un poco más fácil, y ciertamente así fue. A los dos días, un capitán que buscaba tripulación para su barco me contrató como limpiadora, aunque no fue fácil, ya que no quería mujeres para su tripulación. A los dos días zarpó el barco “Roma” conmigo dentro, y no volvería a pisar tierra firme hasta pasado un mes. Me pasaba los días cocinando y fregando la cubierta, aunque era divertido pasar la noche con todos los pescadores, cantando y bailando sin parar. Había un pescador que me trataba con más amabilidad que lo demás, se llamaba Piero, y siempre que tenía tiempo libre me enseñaba el idioma o me gastaba bromas. Después de dos años y muchísimas anécdotas con los pescadores, decidí dejar mi puesto de trabajo y buscar algo mejor. Lo que yo no sabía es que Piero me buscaría para quedar y conquistarme cada vez más, hasta el punto de que actualmente es mi marido. Paradojas de la vida: ahora tengo que cuidar al hombre enfermo que no me aceptaba como hija, pero he conseguido la vida que quiero.